Te reís de todos los chistes?
Sos el cuarto de un ménage à trois
Todo parece cubierto de una fina capa de ese mismo material del que están hechos los sueños. Quedando distante como ecos de imágenes, voces, datos y acciones. Pero durante esa "mecanización" de la vida es imposible alejarse de la sensación de estar sentado justo detrás y bajo el cerebro, observando todo.
Mientras dure el pop y la coca-cola todo funciona de maravilla: El espectáculo es interpretado y reinterpretado una y otra vez. Cierta parte de uno se vuelve un ávido cinéfilo y aprende a ver el detalle de lo proyectado sobre la pantalla. Desde la envoltura y desenvoltura de sus personajes hasta los puntos que marcan el inicio de un nuevo rollo de cinta. Y aunque el guión apeste, los infinitos finales sean predecibles (además todos dan pie a una segunda parte que es aún peor que la primera), lo largo, lo lento de la cinta y aunque la sobreactuación sea un lugar común ese pequeño espectador no alza la voz, no se para y huye de la sala, ya sea para ir a su hogar o para cambiar de filme. Y jamás, pero jamás, habla con nadie de lo que ve. Pues en esa sala no hay nadie más que el.
Totalmente, aunque tal vez estoy predispuesto a leer otra cosa de lo que escribiste.
ResponderEliminarQuisiera dejar un comentario con algun contenido de valor, pero no pueo mas que decirte que entiendo hasta los signos de puntuación de esta entrada en el blog.
ResponderEliminarY sí, me extrañaría araña, que siendo mosca...
ResponderEliminarEso califica como un comentario con contenido de valor.