jueves, 20 de diciembre de 2012

Aquel malvado y digno Drácula

Se ha mosqueado alguno -son los inevitables daños colaterales de esta página pecadora- porque hace un par de semanas, choteándome del lenguaje socialmente correcto, comenté que en eso, como en otras cosas, los españoles somos cada vez más gilipollas. Y un lector me reprocha que aplique el adjetivo en términos generales, sin matizar. Eso me recuerda un viejo chiste. Después de meter la pata en algo, un fulano comenta a un amigo suyo: «Somos gilipollas». El amigo responde: «No pluralices»; y entonces precisa el otro: «Bueno, vale, no pluralizo. Eres gilipollas».

Seamos justos. Aunque España es un lugar especialmente fértil para que toda estupidez propia o foránea arraigue y se reproduzca gorda, gallarda y lustrosa, el fenómeno no es sólo de aquí. Sólo somos otra panda de memos, a fin de cuentas. El fenómeno es internacional. Pensaba en eso esta mañana, viendo la publicidad de una película. Vampiros buenos y guapos que se enamoran y tal. Con sus penas y su corazoncito. Quizá es porque a los de mi quinta los vampiros nos parecieron siempre unos perfectos hijos de puta, o sea. Murciélagos con pretensiones. Gente vestida de etiqueta, fea de cojones, que se limitaba a su obligación, chuparles la sangre del pescuezo a señoras estupendas, habitualmente en camisón, y no se planteaba sentimientos ni puñetitas a la luz de la luna. Como mucho, meditaban sobre la soledad del vampiro, la eternidad y tal, dentro de un ataúd o sentados en una lápida del cementerio; pero no andaban de guateques, conducían motos o se morreaban escuchando canciones de Shakira. Por no hablar de los zombis, oigan. Aquellos muertos vivientes que antes se querían colar en la casa del bueno y merendarse a la familia, y ahora lo mismo bailan en discotecas que cuidan de su novia o de su mejor amigo. Zombis y vampirillos adolescentes, guapitos, imberbes, vestidos así como en Zara, y que parecen recién salidos del instituto. Los muy capullos.
Si nos vamos a los cuentos para niños y los dibujos animados, ni les digo. Chorrean mermelada hasta echar la pota. Todo cristo, incluso los malos tradicionales de toda la vida, es ahora bueno y simpático: vampiros, ogros, marcianos, magos, asesinos, bandoleros y demás, son de un entrañable que revuelve las tripas. Hasta las brujas malas -que además suelen estar anatómicamente potables en sus versiones modernas- tienen siempre una escena en la que se explica la razón freudiana por la que la sociedad las hizo perversas como son; e incluso algunas cambian de bando al final, movidas por la compasión y los sentimientos naturales en todo ser humano. Etcétera. Y qué decir de los malos de pata negra, con solera, como los piratas. Eso ya es para no echar gota. Ahora la única diferencia entre un feroz filibustero del Caribe y un reno de Santa Claus es que el filibustero lleva un parche en un ojo. Si no me falla la memoria, el último malo de verdad en una película de dibujos animados -admirable malo a secas, auténtico, digno, sin mariconadas, malo como Dios manda- era el capitán Garfio.
Dirá alguno de ustedes que qué pasa. Por qué ha de ser negativo que los malos sean buenos. Y a eso responde el simple sentido común: transformar en figuras adorables a todos los personajes que tradicional y universalmente han venido siendo claves para encarnar el mal en la imaginación de los hombres, en las fábulas, relatos y ejemplos con los que nutrimos el imaginario de niños y jóvenes, es escamotear referencias útiles, símbolos necesarios para identificar el mundo que los aguarda, y para sobrevivir en él. Un niño, sobre todo, necesita saber claramente que existen el bien y el mal, e incluso que la misma Naturaleza tiene sus propias maldades objetivas, intrínsecas. Sus reglas implacables. Y que, por todo eso, el mundo, la existencia, son territorios imprecisos, lleno de cosas hermosas pero también de amenazas y enemigos hostiles. De maldad y negrura. A ver cómo van a enfrentarse después a la vida y sus brutalidades unos chicos educados en la idea perversa de que todo lo real o imaginado es bueno, o puede serlo. De que el bien siempre triunfa, los pajaritos cantan y el mal se disuelve bajo la luz de la verdad, el amor y la razón. De que hasta los tiburones, los buitres y las serpientes son bondadosos. De que los malos no existen. Hacerles creer eso es criminal, pues sentencia a muerte, deja intelectualmente indefensos, a quienes necesitarán más tarde mucha lucidez y mucho coraje para sobrevivir en este mundo hostil. En la educación de un niño, la figura del malvado, la certeza de su negra amenaza, es incluso más necesaria que la del héroe.   

 Patente de Corso 15/10/2012 - Arturo Perez Reverte

domingo, 2 de diciembre de 2012

P-p-P


 La felicidad es lo que hay entre malos momentos. El amor es lo que hay entre la soledad y el descorazonamiento. Espacios entre medio de una cosa, y la otra. Entre un labio y el otro: La boca. Entre tu pena y mi olvido. Entre tu pierna y la otra.
 El tiempo compartido. Las presencias remotas. Y sin embargo, una vez que todo lo dicho fue dicho, solo el dolor es propio.
 Los recuerdos se comparten,  las risas se comparten. Pero el dolor...indivisible, eterno...mientras dura al menos. Entra, se estanca y luego se va en silencio. No como la risa, que traquetea plácidamente cuesta abajo hasta ser murmullo que contagia a otros. No. El dolor se va chorreando despacito. Como para que uno, acostumbrado a su presencia, no note su ausencia hasta pasado el escape. Intimo. Único. Y nos damos vuelta, y vemos los rastros de su salida. Y le dedicamos una última mirada. Porque sabemos que aunque todos lo conozcamos, no hay una sola persona en el mundo que pueda hacer propio el dolor de uno ni robarnos el orgullo de haberlo sobrevivido. Ya nos vamos a volver a encontrar, es cierto. Pero para entonces yo voy a ser más viejo de lo que fui. Ambos más iguales, y más distintos.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Respirar


 Recuerdo el olvido.
 Recuerdo el momento insignificante,
 la parodia de el gesto.
 El olvido sí...lo recuerdo.

 Recuerdo las calles y recodos,
 recostados contra las barras de los bares.
 La plaza del pueblo.
 El silencio de la madrugada.

 Recuerdo los ecos de una guitarra,
 en el jardín de una casa.
 El olor a la lonja y la cerveza.
 El frío en la cara por el desvelo.
 El calor de saberse acompañado.
 En la inmensidad de el olvido.
 Sí...lo recuerdo.

viernes, 26 de octubre de 2012

M.M.


 Caminaba al filo de el sueño. Lo sabía. Esa delgada línea entre las profundidades de el reino de Morfeo y las profundidades de la taza de café. Estaba sentado en la mesada de la cocina y se filtraba algo de luz entre las cortinas. Estaba caminando por la orilla de una playa. Con los codos sobre la mesa y la cara sobre las manos cada tanto cabeceaba y volvía a la cocina. Estaba en un pasillo. Una casa vieja. Con piso de madera, empapelado añejo y aire con olor a polvo. Al final de el pasillo una puerta. Por debajo de la puerta se adivinaba luz en la habitación. Luz que contrastaba con la oscuridad que parecía habitar en el resto de la casa. Extendió la mano. Cruzó el umbral.
 La habitación pertenecía a otra casa. O a esa casa. No estaba seguro pero no volteó. Sabía que de girar el pasillo probablemente no estuviese allí, ni el polvo, ni el empapelado, ni nada más que la apacible cabaña rústica en la que parecía estar.

 - Buenos días

 La voz provenía de una figura sentada sobre una cama. Era su abuela, su maestra de segundo, su madre o tal vez las tres. O ninguna.

 - ¿Esto es un sueño verdad? - Preguntó susurrando sin tener muy claro por que.

 - No. Por supuesto que no. - La mujer se levantó y descorrió unas cortinas dejando entrar la luz de la mañana. Se acercó a el y le colocó una mano sobre la cara. Pudo sentir el calor y el olor profundo y dulzón del jazmín. Luego el dolor punzante cuando la mano empezó a hundirse en el cachete. Arañando, desgarrando el rostro como si fuese masa.

 Despertó. Estaba en la cocina. Había vuelto a cabecear. Por reflejo se llevó la mano a la cara. Todavía le quedaban ecos, como caricias de el dolor. La taza de café seguía ahí sin terminar. Todo estaba en orden. Aunque no recordaba haber descorrido las cortinas.

jueves, 25 de octubre de 2012

Sobre Dios y esos mojos



 Sobre el paradero de Dios poco se sabe. Sin embargo, si sabemos de el incidente que originó su auto exilio.
 Aparentemente sobre el año 300 después de Cristo un diácono luego de extensas horas de plegarías, privación de sueño y alimentos habría llegado a ponerse en contacto con Dios. Ante la mirada perpleja de el mismo el diácono formuló una pregunta: ¿Por qué existen los mosquitos?*. Dios no sabía que contestar. Primero intentó saber (algunos dirán que esto es tonto pero cuando uno es omnipotente lo que no sabe se sabe si uno quiere saberlo y punto). Luego intentó recordar. Logró recordar haber creado el vino, haber tenido una idea esplendida y de alguna manera algo había salido mal.
 Esto. Como podrán imaginar, no le gustó nada nada Dios. Y siendo todo poderoso, todo sapiente, todo, bueno....todo todo. No está en su obrar usual ni pedir disculpas ni dar explicaciones. Sin embargo el no poder saber porque había hecho algo que había hecho le planteó las limitaciones de su poder y lo sumergió en una profunda crisis existencial.  Desde entonces no se sabe nada de el. Y digo El porque momentos antes de que el diácono fuera devuelto a su forma mortal pudo verle debajo de la pollera. Por supuesto que momentos después de relatar su historia murió fulminado por un rayo....el señor obra de maneras extrañas.



*- Teniendo en cuenta lo inusual de la pregunta, se puede suponer que la misma como la privación de sueño y las plegarias pueden justificarse a raíz de una inmensa invasión de mosquitos que siguió luego de una temporada de lluvias al rededor de esas fechas -

miércoles, 10 de octubre de 2012

1316


 
  Cuando sublimar no alcanza.

 ¿Qué se hace cuando el beso lava las heridas,
  pero deja el sabor amargo del recuerdo?
  No es solo cambiar de dueño,
 no es solo apretar los dientes y esperar.
 También hay que ser honesto.
 También hay que dejar de ser perro.

 Cuando la sonrisa cómplice es un esfuerzo.
 Cuando se avanza a fuerza de peso.
 Ni la pena, ni la verguenza, ni la ilusión,
 alcanzan para convencerse, para transformarse,
 para volver a ese salón.
 Donde el abrigo es eterno, 
 donde siempre brilla el sol.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

King P


 Hace casi un mes se cumplían 35 años de la muerte de Elvis Presley. Si bien su lado más rockero fue el que me atrajo son estas cosas las que más me sorprenden. Si bien nunca fui una persona de fe siempre me gustó mucho el Gospel.






Cuando las tormentas de la vida estén azotando
Quédate a mi lado
Cuando las tormentas de la vida estén azotando
Quédate a mi lado
Cuando el mundo me arroja
Como una nave a la mar
Tu que comandas el viento y el agua
Quédate a mi lado


Cuando me esté volviendo viejo y débil
Quédate a mi lado
Cuando me esté volviendo viejo y débil
Quédate a mi lado
Cuando hago lo que puedo
Y mis amigos no comprenden
Tu que nunca perdiste una batalla
Quédate a mi lado
Tu que nunca perdiste una batalla
Quédate a mi lado.


Es curioso. El otro día hablábamos con un amigo de lo reconfortante que debe de ser tener ese tipo de fe ciega que tienen algunos fanáticos religiosos. Mundo extraño este.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Las Aguadas


 Enorme y tranquila. Como un lago en las montañas. Apartado de todo. Profunda es la tristeza. Este tipo de amargura, desesperanza pasiva. Me fui al otro lado y no sé si pueda volver. Me gustaría desaparecer por un tiempo. Ser borrado de la memoria. Y descansar. Porque estoy harto de empezar de nuevo. De resistir. De intentar hacer las cosas bien. Hacerlas mal. Al fin y al cabo ya no importa. El lago devuelve mi reflejo. No hay nadie de el otro lado para hablar. Nada que alcanzar. No hay fin, no hay medio, no hay nada sobre lo cual apoyar. El desinterés total. Estoy terriblemente cansado. Y con urgencias de nadar. Pero solo veo mi reflejo sobre el cristal.

Palabras ajenas, palabras propias.


 Como está para tirarse al sol. Curtir Prado o Pqe. Rodó. Al sol. Con buena música. Mate o aún mejor: Cerveza con limón y unos buenos mojitos.

 Y una caja de cigarros.

lunes, 20 de agosto de 2012

Un día a la vez

 Al final es lo que queda.
 La fé. La esperanza ciega.
 El insomnio y las canciones tristes.
 Saber que todo es fugaz.

 Cerrar los ojos y esperar que todo salga bien.
 El temor al vacío.
 El más terrible.
 El propio y el ajeno.
 Saber que todo se hizo mal.

 Al final es lo que queda.
 Los temblores. Los signos de pregunta.
 El anhelo de respuestas.

 De que algo crezca donde todo fue muerto.
 De que "contra todas las chances" sea tan mentira mañana como ayer.
 Y el frío.
 Que enfría más que al alma.

C de Casa

Ni el olvido llega lo suficientemente rápido.
Ni se mata tan fácil al sueño.
 Porque es preferible el odio a la agonía.
 Y esas palabras no son mías.

 Y me conservaré en alcohol
.Y me pondré Bogart y esperaré en la estación.
 Y no me tomaré el tren.
 Porque sé que cuando hay tormenta los rayos asustan.
 Que los ogros no se quedan con las princesas.
 Y que el llanto agota.

 Y yo sé que estoy agotado.
 Pero sé quien soy.
 Y en silencio la voy a pelear.


 Dan lluvia hasta el 24 y Casablanca es una película brillante.


viernes, 17 de agosto de 2012

Algo especial

Tengo un lugar especial. Un lugar bien arriba desde el cual se puede ver toda la ciudad. Un lugar especial al que todos pueden venir. Donde se puede olvidar por un rato, o volver a recordar. Tengo un lugar especial donde podemos brindar. Por lo errores que cometimos. Por los horrores que fuimos y las cosas que tan solo salieron mal. A veces hace frío afuera. Se está solo. O siempre igual. Entonces a veces es bueno venir a este lugar. Donde no hay programas malos en la T.V. Donde se puede callar o hablar si es necesario. Donde se pueden tomar fuerzas para volver a andar. Porque yo también tengo cosas que pude hacer pero no hice. Alguien que ya no me ama. Gente que quiero ver. Y algunos que se fueron al más allá. Tengo un lugar especial donde se puede encontrar un poco de paz. Pero si no fuí valiente entonces los voy a ser ahora. Y me voy a ir de este lugar.

jueves, 16 de agosto de 2012

@~!!****][{}!$·&%·?&!?!!

 ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! 
¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!  ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!  ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!

domingo, 5 de agosto de 2012

Cáncer mental

Siempre presente. Latente debajo de todo. Batiéndose lentamente hacia el centro de el mundo. Ya sea en una fiesta particularmente alocada; una noche, en la cama antes de dormir; en una caminata nocturna; un ómnibus o en la oficina. Lo cierto. Es que eventualmente, alarga una mano y nos alcanza.
 Y entonces se abre el telón.
 El espectáculo que comienza tiene tanto de maravilloso como de siniestro.
 Al des-correrse el velo de la realidad comienzan a funcionar mecanismos escondidos. Donde el tiempo muta y cambia constantemente. Donde las cosas se escurren y brillan. Y se apagan. Y brillan.
 Y en esta especie de realidad en bruto comienzan los cambios. Todo se llena de intensidad. Se hincha. Se conecta e impulsa. Como un collage de acuarelas y sentido. Todo armoniza.
 Pero con la brutalidad aterciopelada de el prestidigitador que saca el mantel dejando todo en perfecto orden, con esa caricia que ahoga y sin previo aviso todo, todo se vacía de contenido. Desaparece.
 Entonces hay que caminar de un lado al otro de la habitación, hay que acostarse a mirar el techo, hay que salvar lo que se pueda salvar o no. Y (des)esperar a que vuelva a elevarnos el viento mientras se consume la voluntad.

 "Vive el presente".
 Quienes experimentaron el infierno saben el horror que guardan esas palabras. Tener esa pared negra. El vacío infinito adelante. Y que no quede más que un mísero pedazo de presente para vivir. Día a día. Latido a latido. Presente absoluto. La completa anulación de el individuo. El automatismo. El hombre-engranaje. El cruel destino de el hombre-vacío. Porque en el presente no se puede ni se quiere vivir. Pero seduce. La explosión y el vacío seducen. Y cuando reconocemos esa parte que anhela el agarre de esa mano, que habla en lenguas familiares, que quiere colgar los zapatos y subirse a esa montaña rusa...cuando sabemos que estamos nosotros, el reflejo crudo y real de el espejo, y la tercera vía...que difícil es no quedar atrapado por esa sirena. Incluso a sabiendas que nos esperan las rocas, y el filo, y encallar, y callar, y romperse, y volverse al fondo de el mar.
 
 

miércoles, 27 de junio de 2012

Caca

No. No. No.No


Argentina arde damas y caballeros. No tengo idea de que pasa. Todos son ladrones y estafadores. Mafiosos con aliento a verga. Quizás existen quienes opinen que no lo son. Pero este es el secreto: Para llegar a el poder tenés que serlo.


 Mientras tanto de este lado de el charco seguimos revolcándonos en el chiquero. Cada pata de el FA sigue su propia agenda. El presidente es un muñeco relleno de buenas intenciones tironeado y mordisqueado por las ratas. Si alguna vez pensaba por si mismo ya no. Como todos los demás. Juega su jueguito.


  Y la oposición. Lo más alarmante es que estos tipos ya no hacen el esfuerzo por esconder que sus intereses no son las personas que los votaron. Sin embargo la gente los sigue apoyando. 


 Ya no hay razones para creer en a política. Lo convertimos en una cuestión de hinchadas. De fé. No hay nadie con las pelotas puestas para hacer las cosas que hay que hacer. SABEMOS que las promesas son mentiras. SABEMOS que le presión de privados tiran de gobiernos. 
 Pateamos para abajo. Cagamos sobre el que podemos. Firmamos lo que nos dicen que firmemos. Bloqueamos a quien nos digan que bloqueemos. Nos llenamos la boca con discursos anti golpistas pero negociamos con China. Doble pensar. Hipocresía calculada.Y hasta que el fuego no nos llega a la entrepierna lo aceptamos.


 La peloteamos.


 Basta de mentirnos. Todo está negociado de antemano.Ya está todo arreglado.
 Somos responsables de cada uno y los demás. No podemos seguir depositando nuestra esperanza en hienas programadas para alcanzar el mango fácil. 


 Sindicalistas, militantes, políticos, periodistas. Falsos ídolos que se masturban pensando en el sillón, el auto, la valija, el estatus, la mierda en la que van a ahogar a el resto para llenar sus bolsillos y los de los suyos. 


 Nuestra única salvación como raza es dejar de creer en estos pervertidos y tratarlos con el mismo cuidado que uno trata una rata en Chernóbil. 


 Hay días que uno solo quiere ver todo arder.

Pamplona de cerdo

Hablando de su sanidad
de los monstruos que representamos.
De el hambre eterna y la ansiedad.
Medio hombre caminando a ningún lugar.

A medio camino
entre el sueño y el despertar
Buscando un trono
entre el polvo y los fantasmas
algo para llamar hogar. Quizás.

Je est un autre
Esencia pura de muchos más.

martes, 13 de marzo de 2012

F's G.


Himnos antiguos me llaman.
Voces profundas como los lagos helados,
me llaman
Lugares desconocidos, sin embargo familiares.
Me llaman.
Altas montañas,
el viento entre los arboles,
la tierra
y la hogera,
y la noche estrellada.

De vuelta a donde suena el violín,
cerveza y cantos
que como la profunda tierra y el danzar de el mar,
me traen de vuelta
a el tiempo de dulce pesar,
de fuerza y ese vendabal
que empuja, pero no deja de acariciar.

Pa que tengan


Afuera el agua se descuelga de el cielo como dagas
Adentro se desata una guerra mundial.
Ni el tiempo ni las luces brillantes me van a lastimar
Si no vamos a salir con vida, solo podemos ganar.
¿Pero qué me va a cambiar?

Ni todas las pastillas, ni todas las canciones de el mundo
Ni lo que yo hago, ni lo que digo o dejás de hacer.
Voy a caminar sobre cristales, voy a buscar una mascara
A convertirme en polvo y volver a empezar
Encontrar una nueva manera de esconder mi piel

Y otra vez besar las calles, el frío invernal.
Correr carreras contra el viento y acercarme al final.

martes, 3 de enero de 2012

Itzi, bitzi araña.


 Sep. C'est moi temporada 2011-2012.

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Te he visto despertar
alargando sueños.
Tus ojos brillan y te encimas,
y al final...

te he visto perdonar y condenar
con tus silencios.
Los primeros suaves y profundos
los otros rígidos y amenazantes
Y luego te parás,
sola frente al espejo.
Quieta, muy quieta.
Hasta llorar

Te he visto abandonar,
te he visto desgastar,
te he visto preparar
finales abiertos.