Es la noche abierta
el sonido del piano al caer.
Es el sonido de unos tacos recorrer la habitación,
es un hotel, o un hospital
con la letra muda, con los deberes mal hechos.
O quizás
más bien,
lo que no debía ser:
Un cementerio lleno de avivados que cantaron las canciones de cuna debidas, tuvieron los amores no correspondidos que debían tener, y llenaron sus vasos con el absenta de la vida, de la ajena, las ideas bien fundadas, la bebida de la resistencia. Fregaron, fueron a la escuela y no cantaron el himno como debían de hacer. Se revelaron y se fueron a dormir.
Todo con tal de no pertenecer.
Me gustan tus poemas. Saludos.
ResponderEliminarHasta la vuelta.