viernes, 25 de septiembre de 2009

Una de misterio

La habitación era pequeña. Sin decoración en las paredes, había un par de sillones y un escritorio. Detrás de el se encontraba un hombre rubio, de camisa blanca y con un pañuelo atado al cuello.
La muchacha entró, no sin cierto temor. El fue quien comenzó la charla:
-Buenas-
-Hola-
-¿Primer nombre?-
-Venus-
-¿Apellido?-
-Verticordia-
-¿Y qué le trae acá Srta. Verticordia?-
-Hmm...bueno, en realidad vine por el aviso-
-¿Aviso? ¿Qué aviso?-
La muchacha sacó un recorte del bolsillo trasero del jean
-¿"HIC HABITAT FELICITAS
ACERCATE al mejor lugar de trabajo.
Buscamos chicas con o sin experiencia hasta 25 años para masajes a caballeros.
Sueldo aproximado U$S 1.000 Totalmente legal. Animate?"-
-Ah, "ese" aviso-
-Sí, "ese" aviso-
-¿Tiene experiencia?-
-Hmm...no. ¿Es importante?-
-No, no, no, para nada. Digame, señorita, ¿Qué le impulsó a buscar un puesto de trabajo en nuestra empresa?-
-Bueno...Ud sabe, las cosas están difíciles y...-
-Sí, bueno- La interrumpió - ¿Qué edad tiene?-
-25 años-
El hombre frunció el ceño con desconfianza
-¿Está segura?-
-....Por supuesto-
-Muy bien, ¿Qué horario le conviene?-
-Bueno, cualquier hora me sirve-
-Ok, si gusta firmarme en...-
La bic rodó de sus manos derechito al piso, la muchacha inmediatamente se zambulló debajo del escritorio en busca de la lapicera.
En ese momento un ruidaje de palancas avisó que el mecanismo se encendía. La mesa voló por los aires y una red que se encontraba (astutamente) escondida en el piso atrapó a la desprevenida muchacha que golpeó contra el techo y cayó estrepitosamente sobre la moquete verde.

El hombre del pañuelo apareció seguido de un hombre alto de aspecto roñoso, dos mujeres y un enorme perro. Una de las mujeres (la de lentes) se acercó, y poniéndole las manos en la cara a la muchacha procedió a quitarle la máscara.

-Já! Lo sabía! No era otro que el viejo Mills haciéndose pasar por esta muchachita en busca de jóvenes vírgenes!-

-No comprendo. ¿Para qué querría vírgenes el viejo Mills?- Preguntó la mujer con pinta de turrita

-Sencillo; -Respondió la que tenía pinta de avispada (o sea, usaba lentes)- para sacrificarlas y luego hacerse un traje de piel humana-

-¿Buscaba vírgenes en una casa de masajes?- Preguntó el fumeta al perro. Nadie le dió bolilla.

- Maldición! Lo hubiera logrado! hubiera conseguido mi traje de piel si no fuera por estos malditos chiquillos y su estúpido perro!-

El perro le lame la cara el viejo Mills y todos irrumpen en risas.

[Fundido en negro, créditos]

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