lunes, 26 de octubre de 2009

Mirar al futuro no es sinónimo de olvidar el pasado














Anoche lloré
después de tantos años lloré otra vez,
pero no derramé ni una sola lágrima azul
ni una sola lágrima blanca
ni una sola lágrima roja.
A noche lloré lágrimas rosa
rosa de rabia,
rosa de vergüenza,
rosa de indignación,
rosa de tristeza.
Lloré porque en MI PAÍS
EN MI PAÍS,
se permitió que se perpetuaran en el tiempo tantos
y tan viles crímenes
que hoy estoy de luto.
Hoy la indignidad cubre estas tierras como un manto cenizo.
Hoy estamos perdidos,
hoy no sabemos que hacer con nuestras manos
y cabizbajos andamos por la calle
rumiando, deseando poder cantar con propiedad
"Tiranos temblad".
Y así,
tristemente,
avanzamos hacia la historia.

Pero recuerden, ya nos van a tener otra vez, golpeando la puerta de sus conciencias, intentando avivar la chispa del pensamiento.



Nunca fuí de sentirme orgulloso por ser Uruguayo. Siempre me pareció que por una cuestión de azar nací acá, y de acá hay cosas que me gustan, otras que no. Sin embargo, desde ayer que siento una profunda vergüenza de ser parte de este "pueblo", de este país.
"Crímenes de lesa humanidad". Estamos hablando de violaciones a los derechos humanos, estamos hablando de violaciones de todo tratado internacional que compete al tema. Estamos hablando de civiles inocentes (la organización guerrillera llamada Tupamaros ya estaba disuelta en el 73) quienes fueron secuestrados de SUS calles, de SUS hogares, de SUS familias; personas que fueron privadas de sus derechos y garantías más básicas, que fueron torturados, asesinados y desaparecidos. Estamos hablando de niños que fueron arrancados apenas nacidos de los brazos de sus padres, colocados en una familia militar y criados con la mentira sobre quienes eran sus padres y donde estaban.
Estamos hablando de gente que fue secuestrada por pensar distinto, por juntarse con amigos, por leer lo que no debían, por escuchar lo que no era correcto, por tener parientes que podrían estar (o no) relacionados con la izquierda, o a veces, simplemente, por estar en el lugar incorrecto en el momento incorrecto.

Un ejemplo: Cuando mi abuelo fue jubilado por las fuerzas armadas debido a "razones de seguridad nacional" (aparentemente un profesor de ingeniería química era peligroso para la seguridad nacional) le calcularon mal el pago y terminaron pagándole de más. Mientras el se reía de eso su abogado le dijo: "No te rías. Acá tengo el expediente de una mujer, maestra, de 40 años, que su hijo fue acusado de Tupamaro, juzgado por una corte y encontrado inocente. Ella fue despedida igual. Esta mujer no va poder volver a trabajar por esta injusticia"

Estamos hablando de una dictadura. Estamos hablando de una pesadillas Orwelliana. Si no usas el pelo como decimos, no te vestís como decimos, lees lo que decimos, escuchás lo que decimos, mirás lo que queremos, decís lo que queremos y pensás lo que deseamos te matamos. No tenés derecho a una vida política plena, no tenés derecho al libre albedrío, no tenés derecho a cerrarle la puerta a un contingente de soldados armados, ellos te acribillan y vos no podés decir nada. No podés festejar tu cumpleaños, las reuniones están terminantemente prohibidas.

Estamos hablando de que por segunda vez dejamos que los responsables de devolver el oscurantismo a este país, de raptar, torturar, asesinar y desaparecer uruguayos y uruguayas, civiles e inocentes fueron dejados sin un juicio y dejando en vigencia una ley INCONSTITUCIONAL que les protege. No estamos hablando de que sean declarados culpables; estamos hablando de que sean enjuiciados. Nada más, nada menos.

Por eso este, quizás un poco extenso (pero nunca suficiente), momento de sinceridad. Porque ahora somos nosotros los que tenemos las manos manchadas de sangre. Ya matamos, y ayer volvimos a matar a 170 (o más) desaparecidos y a tres millones de vivos.

Por eso, hoy más que nunca,
los uruguayos indignos del primero al último.

3 comentarios:

  1. hay q asumir q la mitad d la población no estuvo d acuerdo y siguen siendo reprimidos y represores con mucho gusto.

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  2. Sin dudas debe ser la ley más fuerte del país, referendada dos veces y ambas victoriosa. Lamentable, pero cierto.

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  3. Sumando la ignorancia, y la hijoeputés de la gente es como se dan éstas cosas injustas, lamentables, inentendibles, indignantes, que hacen que uno se sienta impotente de salir a la calle, subirse a un bondi y saber que probablemente el pelado que se sentó al lado tuyo no votó el si, ni la vieja que, pobresita, le das el asiento, ni la típica estudiante de derecho que, tranquila, enchufada en sus audiculares, va por la vida.
    Es lamentable, uno de cada dos uruguayos es miliquero, OJO CON EL QUE TENÉS AL LADO, porque realmente le chupás un huevo!

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