viernes, 27 de noviembre de 2009

To Blend in

Blend: To combine or mix so that the constituent parts are indistinguishable from one another


Silencio. Camina despacio y sin titubear. Sí, lo sé. Poco a poco todo lo turbio se va oscureciendo más y más y más. Camina derecho. Derecho dije! Haz silencio, no hables. Ellos miran detrás de tus párpados buscando la primer grieta para, con un golpe de tacón, meterse y hurgar, hurgar, y hurgar. Son carroñeros. Pero no te dejes asustar. Solo buscan en otros lo que no encuentran en sí. Pretende que sabes lo que haces, lo que dices, dejales completamente desorientados por la marea de tu presencia, del ser, del plástico, del olor a gin seco. Nunca hagas nada que ponga en juego tu posición. Crear, hablar, demostrar, creer, pensar es ponerse de rodillas. Es darles los zancos y el sombrero para que suban a hacer sus números. Lo peor es que les gusta, por Dios, les encanta toda esta mierda! Algunos se fascinan tanto con esa sensación de altitud que se convierten en adictos, caminando por las calles, delgados, pálidos, covulsionantes, con sus miembros flácidos, inertes en busca de un nuevo falo que hacer propio. Temen como nadie nunca temió. Sudan como marranos con sus lentes negros, sus botas, corbatas y deliberada bohemia, su deliberada espontaneidad. Vienen en todas las formas y colores y te están mirando a vos. Pero no temas. Conocemos la manera de camuflarnos; o como dicen ellos: "to blend in".

sábado, 14 de noviembre de 2009

Del verano

Venía caminando calle abajo con una esperanza a medio armar, las costuras de la campera descocidas y unas ganas tremendas de prenderse del primer par de caderas que se asomaran por esa larga tarde de verano.
Caminaba descolorido, como contando los pasos. Había pernoctado en casa de unos amigos y recién en ese momento decidió desandar el camino andado hasta su casa en pleno Barrio Sur.
La noche la recibió con tinto aguado y tabaco en abundancia. La joda se había armado a dos cuadras de allí, en casa de unos vecinos. Curioso, como un asado en la vereda se convierte por arte de magia en reunión vecinal y finalmente en fiesta del barrio.
Solo, Santiago tomaba recostado contra una pared. Alguien había arrimado un par de parlantes y la cumbia empezaba a hacerse sentir en las muelas. El baile se armó en la calle. Fin de año se sentía en el aire.
A medio camino entre la sórdida borrachera y la demencia tropical divisó una abundante cabellera roja pegada a un nada despreciable par piernas que enmarcaban un nada despreciable culo que, moviéndose al compás del bailongo, era aún menos despreciable.
Rápidamente trastabilló camino a la pelirroja quien ya viéndole venir se preparó para la mecánica de ataque.
Santiago se agitó, zarandeó y movió tanto como pudo, ella se rió, el disparó un par de frases que le permitieran entablar una conversación y para antes de las 2 a.m. ya se habían apartado un poco del jolgorio e intercambiado teléfonos.
Para el momento en que emprendieron la vuelta (ella a su casa, el gentilmente acompañandole), dos cosas embotaban la cabeza de Santiago: El alcohol, y las curvas que, siguiendo bien de atrás, se vislumbraban entre los pliegues del ligero vestido azul que tan bien se ceñía a su cuerpo.
-¿Querés pasar?-
La pregunta le sacó de su ensimismamiento.
-¿Qué?-
-Que si querés pasar-
Las neuronas de su cabeza reventaban como pop-corn y millones de ideas y fantasías se formulaban en su mente.
-Sí, sí, por supuesto-

Las escaleras del antiguo edificio subían y se solapaban unas contra otras en absoluto silencio. El piso de baldosa y la falta de luz aumentaban la sensación de frío. Subían tomados de la mano, ella, cual náyades le guiaba hacia su cuarto, hacia sus aguas, a sus ríos.
Repentinamente, en el tercer descanso se detuvo en seco, ¿Cuanto iban a seguir subiendo?, tiró de su mano trayéndola hacia sí, le rodeó con su otro brazo, la presionó contra su cuerpo y le estampó un beso en plena noche de Noviembre.
En un estertor los brazos de ella se interpusieron entre los dos desembarazándose de el.
-No, no, ¿Qué hacés? Así no- Se quejó e inmediatamente se propulsó escaleras arriba.
Santiago dudó si debería de seguirla. Escuchó, un descanso, llaves, el portazo y el sonido final de la cerradura instaurando un mundo entre los dos.
El, aún parado en el descanso juntó aire, -¡Hija de puta!- gritó hasta quedarse seco, y emprendió el camino de vuelta a casa.

jueves, 12 de noviembre de 2009

The King is in dha house

Está recostado sobre un sillón raído. Saco marrón a un costado, en el suelo. Zapatos y pantalón a tono. En mangas de camisa fuma metódicamente, las cenizas se acumulan en su pecho.
Se parte la boca con Charlie Parker, que viene sonando bajito, casi imperceptiblemente desde un costado la habitación.
Nunca le gustó las etiquetas pseudo intelectuales que se le adjudican al jazz. El, que había crecido la mayor parte de su vida escuchándole por influencia de sus mayores no le veía esa magnificencia tan pedorra, tan sopa instantánea, tan que no tenía nada que ver.
El jazz, a su entender (o al menos el que el consideraba bueno), se trataba, al igual que muchas otras músicas, de la explicación sin explicación alguna. Simplemente el ser en un momento particular (pudiendo ser este momento muchos momentos) y el estar de algún humor especifico (sea cuales fueren).
Realmente, le daba pena la intelectualización y academización de un género inventado por hombres y mujeres que en su mayoría no sabían ni leer ni escribir, ni música ni idioma.
Pero sin embargo, y más allá de todo ese asunto, había algo que le mantenía con media sonrisa clavada en el rostro y los ojos bien cerrados.
El disco saltó a King Oliver y su inmortal, inmejorable versión de "St James Infarmary".
He's got the blues baby, esa tristeza inmensa, tan inmensa que debe ser la felicidad.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Los gatos de Louis Wain
















































Luis Waine fue un pintor inglés. Cuando su mujer fue diagnosticada con cáncer tenían gato el cual parecía animarla bastante y con el tiempo llegó a adquirir una relación especial. Ella murió.
El quedó viviendo con sus chequecientas hermanas y pasó de pintar gatos con cualidades humanas.
Más tarde fue diagnosticado con esquizofrenia e internado en el Benthlem Royal Hospital pero siguió pintando.
Estos gatos son de esa época.

El Benthlem tiene una galería con obras de los artistas que estuvieron ahí internados.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Buscando a Mictecacíhuatl

Catrina
Santa Muerte
No quiero fieles difuntos
Ni muertos vivos,
No quiero tequila a media asta
Ni torpes arrumacos de cartón.
Catrinita
Estampita de mi corazón
El día va a llegar
en que nos volvamos a ver,
Y si no te rajo a balazos
Y si no chupas ni vas a fandango
Te pido me dejes tranquilo
Y no vuelvas a mi balcón
Porque aunque lo mismo de,
Perder el pellejo mañana que hoy
Todavía le quedan
un par de cosas a esta calavera
por chillar.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Están hechos de carne

Están hechos de Carne (They're made out of meat) 1991
Terry Bisson
Cuento nominado al premio Nebula de 1991.
Traducción por "El Sofista"


—Están hechos de carne (*).
—¿Carne?
—Carne. Están hechos de carne.
—¿Carne?
—No hay dudas al respecto. Recogimos a varios de ellos en diferentes partes del planeta, los llevamos a bordo de nuestras naves y los investigamos de lado a lado. Son completamente carne.
—Eso es imposible. ¿Qué hay de las señales de radio y de los mensajes a las estrellas?
—Usan ondas de radio para hablar, pero las señales no salen de ellos. Las señales salen de máquinas.
—¿Pero quién hizo las máquinas? Queremos contactarnos con ellos.
—Ellos hicieron las máquinas. Eso es lo que trato de decirle. La carne hizo las máquinas.
—Eso es ridículo. ¿Cómo puede la carne hacer una máquina? Me pide que crea en carne consciente.
—No se lo pido, se lo digo. Estas criaturas son la única raza consciente en el sector y están hechas de carne.
—Tal vez son como los Orfolei. Ya sabe, una inteligencia basada en el carbono que pasa por una etapa de carne.
—No. Ellos nacen como carne y mueren como carne. Los estudiamos en varias de las etapas de su vida, lo cual no llevó mucho tiempo. ¿Tiene alguna idea de cuál es el período de vida de la carne?
—No quiero saberlo. Está bien, tal vez sólo son en parte carne. Ya sabe, como los Weddilei. Una cabeza de carne con un cerebro de plasma electrónico en su interior.
—No. Pensamos en eso, porque por cierto tienen cabezas de carne, como los Weddilei. Pero ya le dije, los investigamos. Son de carne por todos lados.
—¿No tienen cerebro?
—Sí, claro que tienen cerebro. ¡Sólo que el cerebro está hecho de carne! Eso es lo que estoy tratando de decirle.
—Pero, ¿con qué piensan?
—No me está entendiendo, ¿verdad? Se niega a creer lo que le digo. El cerebro es el que piensa. La carne.
—¡Carne que piensa! ¿Me pide que crea en carne que piensa?
—¡Sí, carne que piensa! ¡Carne consciente! Carne que ama. Carne que sueña. La carne es todo lo que hay. ¿Entiende la situación o tengo que empezar todo de nuevo?
—Por Diós. Entonces es en serio. Están hechos de carne.
—Gracias. Al fin. Sí, están totalmente hechos de carne. Y han estado intentando contactarnos por casi cien años de los suyos.
—Por Diós. ¿Qué es lo que quiere la carne?
—Primero, quiere hablar con nosotros. Después supongo que querrá explorar el universo, contactar a otros seres conscientes, intercambiar ideas e información. Lo normal.
—Y se supone que hablemos con carne.
—Esa es la idea. Este es el mensaje que han estado enviando por radio: "Hola. ¿Hay alguien allí? ¿Hay alguien en casa?" Esa clase de cosas.
—Entonces es cierto que hablan. ¿Usan palabras, ideas, conceptos?
—Sí. Excepto que lo hacen con carne.
—Pensé que me había dicho que usaban la radio.
—Lo hacen, pero ¿qué cree que hay en la radio? Sonidos de carne. Como cuando uno golpea o sacude un trozo de carne, éste hace ruido. Ellos hablan sacudiendo su carne a los otros. ¡Incluso pueden cantar cuando lanzan chorros de aire a través de su carne!
—Pordiós. Carne que canta. Es demasiado. Entonces ¿qué me aconseja?
—¿Oficial o extraoficialmente?
—Ambos.
—Oficialmente, se requiere que hagamos contacto, le demos la bienvenida y documentemos a todas y a cada una de las razas o seres múltiples conscientes de este cuadrante del universo, sin prejuicio, miedo o favoritismo. Extraoficialmente, le aconsejo que borremos los registros y nos olvidemos de todo este asunto.
—Esperaba que dijera eso.
—Parece duro, pero hay un límite. ¿En serio querríamos hacer contacto con carne?
—Estoy en un ciento por ciento de acuerdo. ¿Qué podríamos decir? "¿Hola carne, ¿cómo la están pasando?" ¿Funcionaría? ¿Con cuantos planetas tenemos que tratar aquí?
—Uno sólo. Pueden viajar a otros planetas en recipientes especiales para carne, pero no pueden vivir en ellos. Y como son carne, sólo pueden viajar en el espacio C. Esto los limita a la velocidad de la luz y hace que la posibilidad de que alguna vez hagan contacto sea en realidad muy pequeña. Infinitesimal, de hecho.
—Así que haremos como que no hay "nadie en casa" en el universo.
—Tal cual.
—Es cruel. Pero usted mismo lo dijo: ¿Quién quiere conocer carne? Y con los que estuvieron a bordo de nuestras naves, los que investigamos, ¿está seguro que no recordarán nada?
—Pensarán que están locos si lo hacen. Nos metimos en sus cabezas y les alisamos la carne, de forma que apenas seremos un sueño para ellos.
—¡Un sueño de carne! Es extrañamente apropiado que debamos ser un sueño de carne.
—Y marcaremos este sector como deshabitado.
—Bien. Estoy de acuerdo, oficial y extraoficialmente. Caso cerrado. ¿Algún otro asunto? ¿Alguien interesante en ese lado de la galaxia?
—Sí, una masa inteligente con núcleo de hidrógeno, agradable pero un poco tímida, en una estrella clase nueve en la zona G445. Estuvo en contacto hace dos rotaciones galácticas, quiere ser amistosa de nuevo.
—Siempre vuelven.
—¿Y por qué no? Imagínese lo insoportable, lo impronunciablemente frío que sería el universo si uno estuviera completamente solo


(*) Vale aclarar que en inglés, a diferencia del castellano, se distingue entre la carne humana —flesh— y la carne de los animales cosmestibles —meat—. Para realzar la actitud de los alienígenas, el autor siempre usa meat.

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Eduardo Darnauchans


















-Poema para Ser Grabado en un Disco Fonográfico

-Los reflejos

Nada...eso.